martes, 10 de enero de 2012

Los antojos

El antojo carece en la actualidad de ninguna importancia por lo que hace referencia al embarazo. Antiguamente existía la creencia de que cuando una mujer embarazada deseaba alguna cosa en concreto, especialmente para comer, era porque el bebé de su barriga lo necesitaba. Es decir era considerada como una entidad que reflejaba una situación patológica de estado carencial.
Incluso se puede encontrar alguna abuela que cuenta anécdotas como "una vez en mi pueblo había una embarazada que deseaba para comer pata de jamón serrano pero como eran de una familia humilde no se lo podían permitir. La tradición cuenta que la mujer al parir trajo al mundo un niño que en el muslo tenía una enorme mancha parecida a una loncha de jamón", pues bien, seguramente lo más probable es que se tratase de una simple mancha de nacimiento (nevus) que son relativamente comunes en nuestra sociedad.
En el siglo XXI encontrar alguna explicación científica a este fenómeno ha quedado del todo desestimada (hasta no hace mucho se pensaba que podía ser por un incremento de la hormona HCG, una de las hormonas de embarazo).
El mero hecho de que a una embarazada, en un momento determinado de su gestación, le aparezcan las ganas de comer algún alimento en concreto (fresas con nata, algún tipo de frutas, chocolate, etc. ) tiene la misma explicación que ciertos alimentos que antes de quedar embarazada comía a menudo y le gustaban, dejan de gustarle, e incluso, le pueden llegar a dar asco.
Estos cambios forman parte de las alteraciones fisiológicas que experimentan los sentidos en un ambiente hormonal propicio como es el embarazo. Hay mujeres que experimentan un aumento de la agudeza visual, otras experimentan un incremento importante a la hora de percibir los olores (ya sean olores agradables como también desagradables) otras un incremento en el gusto de los alimentos, y no por esto representa que estas alteraciones traduzcan ningún tipo de entidad patológica ni carencial para el feto.
Desterramos para siempre el papel del antojo como algo importante quedando meramente relegado a una de las muchas curiosidades que experimentan las embarazadas en este momento tan importante de su vida.

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