miércoles, 23 de noviembre de 2011

El difícil camino de un embarazo con hepatitis C


En España en torno a un 1%-2% de la población está infectada por el virus de la hepatitis C. La vía de transmisión es la parenteral, así que las personas más expuestas son las que hayan recibido una transfusión de sangre o hemoderivados antes de los 90 (ya que antes no se conocía bien este virus y no se detectaba su presencia), los enfermos renales sometidos a hemodiálisis y los toxicómanos de drogas inyectables. Otros colectivos con menor riesgo de contraer la infección son los trabajadores sanitarios, los compañeros sexuales de adictos a drogas por vía parenteral, y los portadores de tatuajes o 'piercing' realizados sin garantías de higiene.
Al ser una enfermedad con ninguna o muy pocas manifestaciones clínicas en su inicio, muchas personas desconocen que están contagiadas y sólo, de forma circunstancial, llegan a enterarse muchos años después de haberse infectado.
La determinación de este virus no se realiza de forma sistemática a todas las embarazadas de nuestro país.  En cambio, sí que todas las clínicas de reproducción asistida realizan este análisis para conocer si alguno de los futuros progenitores presenta la enfermedad. Si es así, algunos centros rechazan a estas parejas. El motivo parece estar en que no todos cuentan con una adecuada infraestructura para realizar un protocolo específico para hepatitis C u otra infección vírica. Se pretende con ello cumplir la Ley española de Reproducción Asistida que, sin embargo, no regula específicamente estos casos sino que sólo tipifica como infracción grave la utilización para técnicas de reproducción asistida de gametos y embriones sin las debidas garantías biológicas.
Los protocolos que se llevan a cabo en las clínicas que sí atienden a estas parejas están orientados a realizar una actuación correcta desde el punto de vista médico-legal para evitar una transmisión horizontal, es decir, que se pueda producir un contagio del paciente al personal sanitario o a otros usuarios.: "La extracción de los óvulos en mujeres con VIH se hace separada en el tiempo de la de otras mujeres, para poder realizar antes y después una limpieza adecuada de la sala. Hay que pensar que en la punción ovárica siempre hay algo de sangre, al igual que en el manejo de los óvulos. Luego cuando ya están aislados los óvulos, el riesgo de contagio desaparece. Tampoco hay registrado ningún caso de transmisión de hepatitis entre embriones pero, como ya se ha iniciado este protocolo especial, se sigue con él y se almacenan en sitios diferentes al del resto de las pacientes".
En cuanto a la transmisión vertical, es decir, la que se produce de la madre al hijo, la probabilidad de contagio varía en función de la situación de la mujer. "Lo primero que hacemos es informar a la pareja de que su analítica muestra que tiene anticuerpos positivos contra la hepatitis C. Después le remitimos a un especialista en hepatitis quien realizará una exploración más completa para determinar su situación.
Que una analítica muestre la presencia de anticuerpos frente a la hepatitis C no significa obligatoriamente que la persona tenga la infección. "En un 10-15% de los casos, quiere decir que el paciente aunque tuvo la infección se ha curado. En el resto, significa que es portador del virus de la hepatitis C. Para confirmar la presencia de infección activa, se necesita realizar una PCR, una prueba que indica si hay ARN del virus en la sangre. Si el resultado es negativo, se considera que la persona está curada. En estos casos el riesgo de transmisión de la madre al hijo sería cero.
Entonces, ¿por qué mujeres que sólo tienen anticuerpos, no son aceptadas en algunas clínicas de reproducción asistida? Este exceso de celo tiene una explicación, "la hepatitis C es una gran desconocida y como es la indicación más frecuente para trasplante de hígado, la población sobredimensiona el problema de tal forma que los pacientes con esta infección reclaman un tratamiento a pesar de que, en muchas ocasiones, no esté indicado. Además, son también los propios pacientes los que toman precauciones para evitar la transmisión a algún familiar, cuando esto sólo ocurre por vía sanguínea o sexual. En realidad, la hepatitis C se transmite relativamente poco".
De hecho, incluso cuando la madre tiene la infección (presenta carga viral detectable) la probabilidad de que el bebé nazca con el virus sigue siendo relativamente baja.
"En mujeres embarazadas con hepatitis C el riesgo de transmisión al feto es mínimo situándose en un porcentaje que oscila entre el 0-5%, según los diferentes estudios realizados. Por este motivo, no se contraindica el embarazo en pacientes con hepatopatía crónica por este virus, se les advierte de este porcentaje mínimo y se realiza posteriormente un seguimiento sistemático del recién nacido durante el primer año de vida".
Cuando la mujer presenta, además de su infección por hepatitis C, el virus del sida, la posibilidad de transmitir la hepatitis C a su hijo es mayor, situándose entre un 15-25%. Otro aspecto que también contribuye a elevar el riesgo de contagio es la cantidad de virus hepático que tenga, si la carga viral es mayor a un millón de copias por mililitro de sangre, el riesgo aumenta a un 36%.
A estas mujeres se les plantea la posibilidad de recibir tratamiento para su hepatitis C antes de quedarse embarazadas. "El tratamiento no es fácil, pero existe posibilidad de curación en un 50% de los pacientes. Hay personas que se benefician a pesar del riesgo y de los efectos adversos de la terapia. Las mujeres que opten por tomar estos fármacos tendrán que esperar seis meses, una vez finalizado el tratamiento, para quedarse embarazadas".
Si la mujer no optara por el tratamiento, existen una serie de medidas que los médicos tienen en cuenta durante el embarazo. "La amniocentesis se realiza de otra manera, sin atravesar la placenta, para disminuir al máximo posible la transmisión, al igual que se evitan otros procedimientos invasivos, como la biopsia de corion. Existe controversia sobre si hay más riesgo con un parto vaginal o si la cesárea ayuda en algo, porque hay pocos estudios sobre hepatitis C en embarazadas, así que en algunos centros se opta por un parto normal. Además, durante la dilatación, se utilizará sólo monitorización fetal externa y se evita también la rotura de bolsa prolongada. En cuanto a la lactancia materna, no se ha demostrado que aumente el riesgo de contagio".
Por último, si a pesar de todas las precauciones se produjera transmisión vertical del virus, los especialistas apuntan que la hepatitis C no suele dar problemas durante la infancia. "Los niños raramente requieren intervención. Hasta que no son mayores no se tratan, aunque se ha visto que toleran muy bien el tratamiento, casi no se enteran. La tasa de curación es igual que la de los adultos".

 Vía.Elmundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario